domingo, 11 de marzo de 2012

JOSÉ MATAIX MONLLOR Y "SANTA POLA"

   EL PINTOR  JOSÉ  MATAIX  MONLLOR (1882-1952)
Artículo publicado por María Jesús Blasco Sales


Eres el férvido monje que aprendiste la dulce melancolía y el feble sentimentalismo de Cabrera. Eres padre de los acemetas del arte, aumentando el número de los videntes, que cantan la eterna salmodia de un arte crudo y efectista, real y pasionario, hermoso y sublime, grande y majestuoso

MOLTÓ ABAD, "José Mataix", La Gaceta de Levante, abril 1924. Alcoy


José Mataix Monllor, hijo de Rafael y Francisca, nació en Alcoy el 27 de septiembre de 1882. Aficionado a la pintura y al dibujo desde niño, asistió a las clases que Fernando Cabrera Cantó impartía en la llamada "Casa la Bolla" donde acudían todos aquellos jóvenes que pretendían iniciarse en el arte pictórico, suponiendo este estudio una verdadera escuela de Bellas Artes en la ciudad industrial.

         Uno de sus múltiples paisajes, en concreto el de "La Mariola", ganaba un primer premio en la Exposición de pintura de la Escuela Industrial de Alcoy, celebrada en octubre de 1901. Es por ello que se puede suponer que asistiera a estas clases impartidas, entre otros, por Laporta y Cabrera.

Francisco Laporta Valor.
Rosa Mística 1894.




         Dada su predisposición hacia la pintura marchó a Madrid para continuar sus estudios en el taller de Emilio Sala, como hicieron muchos otros jóvenes alcoyanos esperando una oportunidad para triunfar al amparo del veterano maestro.

Emilio Sala.
Aprendiendo la lección (70x61 cm.)


          Su estancia en la capital no se debe a beca o pensión de la Diputación, sino más bien a deseo expreso de su padre. Se sabe con certeza que en 1904 Mataix residía ya en Madrid en la calle de San Bernardo, número 8 y que ese mismo año presentaba tres pinturas suyas en la Exposición Nacional de Bellas Artes: "Últimas horas", "Picos de Castellar" y "Les dotze". Esta última obra, "Les dotze", de temática costumbrista le valió una mención honorífica. Fue en estos momentos, en los que su esfuerzo comenzaba a fructificar, cuando fue requerido para hacerse cargo del negocio familiar, obligándole a regresar prematuramente a su tierra. 

         La vuelta a su ciudad natal, aunque mermó las ansias de triunfo y reconocimiento nacional, no disminuyó su vertiente artística ya que continuó pintando incesantemente hasta lograr convertirse en un "dibujante correcto y colorista excelente", abordando, con la misma maestría, paisajes de su entorno familiar, bodegones y figuras.


          Mataix, que logró hacerse un nombre dentro del reducido círculo alcoyano, fue objeto de multitud de exposiciones tanto en su ciudad natal como en Valencia y Alicante,  de las cuales tenemos conocimiento, desde los años ´20, a través de las noticias de prensa, cuya crítica siempre le fue favorable.

José Mataix Monllor

         Su reconocimiento definitivo le llegará  gracias a una primera medalla en la Primera Exposición Provincial de Bellas Artes en 1944, convocada por la Diputación Provincial de Alicante. Es entonces cuando se revela como sucesor y continuador de la escuela alcoyana, tras la reciente muerte de su maestro Cabrera Cantó en  enero de 1937. Esta carrera ascendente se confirmará de nuevo en la muestra celebrada en el Círculo Industrial de Alcoy en 1946 en la que obtiene el aplauso general.

         Dejando a un lado los aspectos biográficos y abordando ahora su arte,  de sus características técnicas podemos decir que ciertamente es un notable sucesor de sus maestros Sala y Cabrera.

         Emilio Sala (1850-1910), aunque de origen alcoyano, pronto se trasladó a Valencia donde estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Su trayectoria es un tanto diferente a la de algunos otros pintores de su época ya que los, casi obligados, viajes a Roma y París vinieron después de sucesivos éxitos en las Exposiciones Nacionales de 1878 y 1881, en las que consiguió sendas primeras medallas. Una vez en París, donde permanció durante bastantes años, quedó irremediablemente impregnado del ambiente y arte parisino. Pero lo más destacable de esta etapa, no es su adhesión al impresionismo o postimpresionismo, sino el interés que demostró en el estudio de la teoría pictórica, las leyes del color y la perspectiva. Tan amplia investigación le llevó a la publicación de un libro La Gramática del color, que pronto se  constituyó como manual de estudio en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Debió ser a la vuelta de éste de la ciudad del Sena cuando José Mataix acudía a su estudio, donde descubriría una técnica menos elaborada pero más efectista, y una utilización del color y del empaste, abandonando los tradicionales tonos oscuros del reciente realismo e introduciendo una interpretación del impresionismo francés, que décadas más tarde daría como fruto el denominado "luminismo",  propio de la escuela levantina y al cual se adscribiría Mataix en su madurez pictórica.

         Su contacto con Cabrera Cantó le introdujo en las innumerables posibilidades del paisaje, temática que ocupará la mayor parte de su producción, siempre tratando lugares, entornos y motivos locales como "La torre de Benifallim", "Rincón de Moraira", "Ifach", "Barranc del Cinc", "Calle de Biar" o "Santa Pola". Este género tratado en sí mismo, sin coartada ni argumento ninguno, enlazaba con las nuevas tendencias que se desprendían cada vez más del esclavizador y arcaico cuadro de historia.  También de Cabrera aprendió el manejo del color y el reflejo de la luz vibrante, que tantas alabanzas le reportó, desembocando en lo que Adriá Espí denominará  realismo luminista. Tal vez sea esta la calificación o descripción más acertada de su producción puesto que si bien pintaba su entorno, su mundo, la realidad, lo hacía siendo fiel a leyes de la pintura, de la luz y del color y no a las de la imitación.

SANTA  POLA", UNA OBRA INÉDITA:


José Mataix Monllor
"Santa Pola"

 

- Ficha técnica:
- Autor:  José Mataix Monllor  (1882-1952)
- Titulo: "Santa Pola" (En el ángulo inferior izquierdo, bajo de la firma del autor)
- Óleo  40 x 53 cm.
- Firmado "J. Mataix" (ángulo inferior izquierdo)
- Dedicatoria "Al simpático amigo Dr. Castañer"
- Procedencia: Regalo realizado a D. Santiago Castañer Boronat, médico estomatólogo, vecino de Alcoy.
- Datación aproximada: Puesto que en el lienzo no aparece fecha alguna se puede datar entre los años ´30 -´40,  ya que el mencionado doctor se licenció hacia 1923.
- Estado de conservación: El lienzo, que conserva el marco original, presenta un deterioro considerable pese a su escasa antigüedad. Se aprecia en el ángulo inferior derecho pérdida de pigmento, dejando visible el lienzo provocado por el roce con la estructura del soporte. En el tercio inferior se puede observar un rasgado de la tela en horizontal  de unos 4 cm., subsanado en el dorso mediante un par de  parches. El resto del óleo se encuentra en buenas condiciones, salvo la suciedad localizada principalmente en la zona correspondiente al azul celeste del agua, en la que vemos pequeñas manchas, probablemente excrementos de insectos.
- Exposiciones: Se desconocen. El lienzo ha permanecido en el domicilio del propietario hasta la actualidad.

- Análisis de la obra:
         El lienzo recrea una escena de pesca. En primer plano y ocupando la mitad derecha aparecen dos barcas de pescadores varadas en la arena de una playa. La primera de ellas, de menor tamaño, se muestra incompleta, cortada por el lienzo en la parte derecha. Ambas, configuradas en tonos azules y ocres, no desentonan con la gama cromática del resto del lienzo, en el que domina el  amarillo-dorado de la arena y los azules del mar y el cielo.


         La mitad superior de la tela queda ocupada por una vista lejana en la que vemos casi en el centro un par de barcas en el agua, aparentemente, ocupadas por pescadores faenando. El fondo, delimitado por un largo embarcadero, muestra dos construcciones redundantes en los amarillos y con alguna pincelada grisácea. Estas dos masas, a la izquierda, equilibran el vacío compositivo de la mitad inferior.


         A lo largo del espigón se adivinan pequeños grupos de personas y algunas barcas amarradas.  Todo ello culmina en un cielo blanco, claro, en el que predominan las nubes.

         Podemos encontrar en la obra diferentes pinceladas ajustándose a la calidad de lo representado o a su posición en la escena. Las barcas del primer plano se muestran contundentes mediante una pincelada larga y segura, en claro contraste con las pinceladas cortas y el empaste de la arena y las rocas que se funden con el agua.  El fondo, sin embargo, como ya hemos dicho, se "adivina" o se intuye, ya que está compuesto a base de pequeñas manchas de color como se puede apreciar en las figuras y en las barcas del embarcadero. Este sintetismo tan cercano a Cecilio Plá llega a su culminación en lo que parece ser un grupo de barcas en el extremo del espigón realizadas cada una de ellas con tan solo una larga pincelada.


La ejecución de esta marina resulta claramente heredera y continuadora del quehacer de su maestro Fernando Cabrera, quien, como apunta Hernández Guardiola, en su segunda etapa practicó un "costumbrismo valenciano, con acento sorollista, enamorado de la luz levantina".

         El interés por el reflejo de la luz en los objetos, la pincelada abocetada y suelta, el abandono de los colores oscuros y la temática costumbrista  tratada con absoluta inmediatez y sinceridad reflejando una escena intrascendente de la vida cotidiana de un pueblo costero valenciano, adscriben esta obra al denominado luminismo, corriente levantina que trata de realizar una interpretación propia de los presupuestos impresionistas.

         Este género pictórico, de pequeño formato, triunfó plenamente en el periodo de entre siglos gracias al amplio mercado ofrecido por la burguesía enriquecida con la agricultura y la industria. En este marco debemos situar la producción de este pintor de segunda fila afincado en una  ciudad fuertemente industrializada y en plena expansión, cuya burguesía dominante reclamaba un patrimonio cultural propio a su posición, propiciando así el desarrollo de una importante escuela artística a la que se adscribe este pintor alcoyano.

         Sin poder reconocer que José Mataix Monllor sea una primera figura de la pintura valenciana de principios de siglo, sí se puede afirmar que su pintura y su labor artística se ciñen completamente a las pautas generales de su época. No fue un "maestro" pero tampoco se quedó atrás. Podríamos decir de él que asimiló y desarrolló correctamente la pintura de su época.       

       BIBLIOGRAFÍA: 

- AA.VV. La pintura española del siglo XIX, del Neoclasicismo al Modernismo, (Catálogo exposición 1992-93), Madrid, 1992.
- AGUILERA CERNI (dir.), Historia del Arte Valenciano, vols. 5 y 6, Valencia, 1988.
- ALMUNIA, J. L., "El pintor alcoyano J. Mataix en la Federación Industrial y Mercantil", La Voz Valenciana, Valencia, 22 noviembre 1935.
- BAYARRI, J.M., "El pintor Mataix Monllor", Ribalta, Valencia, febrero-marzo, 1952.
- ESPÍ VALDÉS, Adriá, Las Bellas Artes y los artistas a través de las Exposiciones alicantinas del siglo XIX, Alicante, 1972.
- id. La escuela pictórica alcoyana 1769-1969, (Tesis doctoral).
- id. Siglo y medio de pintura alicantina, (Catálogo exposición), Alicante, 1973.
- id. "Entre el impresionismo y el "cabrerismo", José Mataix", Archivo de Arte Valenciano, Valencia, 1975. pp. 85-90.
- id. "El tema social en los pintores alcoyanos de "entresiglos"", Archivo de Arte Valenciano, Valencia, 1983. pp. 63-67.
- id. "El pintor Mataix en su centenario", Ciudad, 27 febrero 1982, Alcoy. p. 6.
- id. "La escuela pictórica alcoyana 1769-1969", Saitabi, Universitat de València, Valencia, XXIII, 1973. pp. 191-220.
- id. "José Mataix", Valencia-Atracción,  Marzo, 1970.
- HERNÁNDEZ GUARDIOLA, Lorenzo, Colección pictórica de la Excelentísima Diputación Provincial de Alicante, (Catálogo exposición julio-agosto 1997), Alicante, 1997. pp. 99-105.
- MOLTÓ ABAD, E., "José Mataix", La Gaceta de Levante, Alcoy,  Abril, 1924.
- MUÑOZ IBAÑEZ, Manuel, La pintura contemporánea del País Valenciano, 1900-1980, Valencia, 1981.